"El Duero sublimado. El prodigio de un paisaje que deja de serlo a fuerza de desmesurarse. No es un panorama que contemplan los ojos, es un exceso de la naturaleza. Terrazas que se transmiten de hombres titánicos para escalar las pendientes, los volúmenes, los colores y las modulaciones que ningún escultor, pintor o músico puede traducir, horizontes dilatados... eternos por la armonía, por la serenidad, por el silencio que ni el río se atreve a romper... Belleza absoluta."